Paseo, gazpacho, agua y melón

Dicen mis hijos que me estoy poniendo últimamente de un gruñón imposible. Pero es que me tientan. La última fue el pasado domingo, cuando almorzábamos todos en casa. En el telediario ponían una noticia sobre consejos para prevenir los golpes de calor entre la gente mayor. Yo acudo a todas mis revisiones y chequeos religiosamente, no falto a ni una, pero a quien voy a tener que mandar a una revisión médica es a la tele. Porque parece que se le olvida que todos los veranos repite la misma noticia, como si tuviera Alzheimer. Me cuenten lo que me cuenten, yo ya tengo muy claro lo que hay que hacer. A mí un golpe de calor de ésos no me va a dar. Los únicos golpes que no perdono son los de la siestecita, eso sí, bien acompañado de mi ventilador y del aire acondicionado si me toca echarla en casa de mi hijo, aunque siempre a buena temperatura, que no es plan de dormir con rebeca en verano. El presentador con Alzheimer siempre repite lo mismo como un loro: evitar salir a la calle a las horas de máxima intensidad del sol, no hacer grandes esfuerzos a altas temperaturas, vestir colores claros, beber como mínimo dos litros de agua al día, evitar el alcohol y el café, vitamina tal, vitamina cual, sales minerales, frutas y verduras…

Mis nietos se ríen, dicen vaya tela con el abuelo, pero mis hijos siempre se enfadan cuando me pongo a protestar. Dicen que soy muy pesado, y que en vez de tanto enfadarme me ponga a escuchar al presentador del informativo, que todos esos consejos me vienen muy bien. Yo les contesto que yo ya tengo mi receta infalible contra los golpes de calor: paseíto muy temprano, siempre con el agua muy a mano, caminar por la sombrita, y al llegar a casa mis dos vasitos de gazpacho. De camino les recomiendo que lleven la tele al médico. Porque está claro que tanta repetición de la noticia se debe a que quien ha sufrido de verdad un golpe de calor es la dichosa televisión. Que alguien me diga que es mentira que la tele lo único que hace es dar calor.