Publicado el : 25/10/2011 06:29:18
Categorías : Salud y calidad de vida
Con el paso de los años, hay un aumento del riesgo de deshidratación ya que sentimos menos sed y no ingerimos el líquido recomendable. Conviene no dejar pasar esta situación, para evitar problemas en el funcionamiento de nuestro organismo, prestando especial atención en nuestros mayores. En este grupo de edad, la sensación de sed está disminuida, aumentándose así el riesgo de deshidratación. La clave se encuentra en no esperar a tener sed para beber ya que cuando esta sensación aparece ya existe cierto grado de deshidratación.
El agua es un elemento clave para que nuestro cuerpo funcione, ya que una correcta hidratación es imprescindible para la salud. La ingesta de líquidos elimina toxinas, regula la temperatura corporal, favorece el transporte de nutrientes, forma parte de la digestión, favorece el buen estado de la piel etc. En definitiva, procura que nuestro cuerpo funcione adecuadamente. Pero es un acto tan básico que a veces olvidamos su relevancia, poniendo en riesgo nuestra vitalidad y a la hora de ponerlo en práctica, los resultados arrojan que los índices de hidratación están por debajo de lo adecuado en un alto porcentaje de la población.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), recomiendan una ingesta de agua de entre dos y tres litros diarios dependiendo de la edad, peso y sexo. Pero no piense que esta cantidad es mucha o difícil de llegar a ella puesto que en esta cantidad también se incluye el agua que nos proporcionan los alimentos que consumimos.
Ante esta situación, ahí van algunos de nuestros consejos:
- Recordemos a nuestros mayores la importancia de beber agua. - Consumo de alimentos como las frutas y las verduras, alimentos sólidos que además de ser una buena fuente de vitaminas y minerales, también aportan líquido (Ej. sandía, melón, pepino, calabaza, tomate, etc.) - Consumo de otras alternativas como infusiones, zumos, sopas frías, lácteos o refrescos. - Ingerir líquidos a lo largo de todo el día. Es recomendable beber agua con las comidas principales para favorecer la ingestión de los alimentos sólidos. - Evitar comidas copiosas y, en el caso de ingerirlas, recordar que requieren un aporte suplementario de bebida. - Llevar a mano una botella de agua u otra bebida que le recuerde la necesidad de beber, en especial si se encuentra fuera de casa.
Y lo más importante… ¡Hágalo sin esperar a tener sed!