Publicado el : 18/10/2011 08:00:43
Categorías : Salud y calidad de vida
Comúnmente se tiende a confundir las intolerancias y las alergias a la leche. Los seres humanos suelen tener problemas con varios componentes lácteos, normalmente la lactosa, que es un azúcar y las Beta-lactoglobulina, Beta-lactoalbúmina y la caseína, que son proteínas. Con el primero de ellos, la lactosa, se sufren problemas de intolerancia, que son sólo a nivel digestivo, es decir, que lo máximo que provocan son problemas en la digestión y a veces dolores de cabeza. Esto es debido a que en el estómago hay un déficit de un enzima denominado Lactasa que se encarga de digerir la lactosa, al no hacerlo provoca lo problemas anteriormente mencionados. Hay científicos que sostienen que todos los seres humanos somos algo intolerantes a la lactosa, y explican que todos los mamíferos maman sólo durante los dos primeros años de vida, experimentando a partir de entonces un descenso de lactasa en su sistema digestivo, ya que no les hace falta, sin embargo el ser humano sigue tomando leche durante el resto de su vida, aunque también se produzca ese descenso de lactasa, por eso en muchas personas la lactosa produce problemas.
En cambio las alergias son mucho más problemáticas, ya que son reacciones del sistema inmunitario ante lo que entiende que es un ataque. Es decir, el sistema inmune se defiende antes las proteínas de la leche, en este caso, desarrollando reacciones alérgicas, que pueden ser rubor en la piel, picores, ronchas, asfixia… depende de la cantidad ingestada y del nivel de reacción del sistema inmune ante ese alimento. Este tipo de problemas, tanto uno como otro, pueden ser de nacimiento, o bien ser desarrollados durante la vida, tanto en niños como en adultos. Y también es cierto que pueden desaparecer a lo largo de la vida.